
Mi historia con el rechazo... El despertar de la fuerza
Mi proceso de sanación, perdón y reconexión con mi ser auténtico.
SOBRE MÍ
> Desde muy pequeña sentí que no pertenecía a este mundo. Aunque crecí rodeada de amor y atención, esa aparente contención estaba llena de control, expectativas y silencios que buscaban domesticar mi alma cósmica. La forma de encasillarme para los adultos era “la niña artista de la familia”, la sensible, la loca… y eso incomodaba y hasta molestaba, despertando la ira de adultos extremadamente obsesionados con el status quo y el que dirán.


Cada vez que me mostraba auténtica, recibía rechazo, burla, crueldad, indiferencia e incomprensión, gestando un ciclo de abuso donde parecía mas una guerra entre adultos contra una niña... Cosa que aborrecí y crecí tambien con esa sensación de extrema injusticia, devenido de una profunda vulnerabilidad y miedo inconsciente por mi supervivencia.
Con los años, entendí que para sobrevivir necesitaba adaptarme, esconder lo que veía, lo que sentía, lo que era. Así me convertí en alguien complaciente, en una versión que los demás pudieran aceptar… y dejé de ser yo.
La niña que podía ver con rayos X —que percibía lo oculto en los demás y que intentaba mostrarles su verdad con amor— fue silenciada mediante estrategias de manipulación y control, una y otra vez. Hasta que dejó de hablar y expresar. Me enseñaron que estaba rota, que era defectuosa, que “los grandes” sabían más, y que debía ignorar mi propia sabiduría, visión y creatividad interior.
Así aprendí a rechazarme. A seguir los moldes. A encajar. Me puse máscaras. Jugué los papeles esperados que el clan y la sociedad me imponían.
Y aunque a ojos de todos parecía “funcionar”, por dentro me apagaba, lentamente. Al punto de no querer vivir. Hubo momentos oscuros donde sentí que mi existencia ya no tenía sentido aquí y que no valía la pena continuar...


Pero, en lo más profundo, una chispa nunca se extinguió.
Una voz interna me gritó:
“¡No te rindas! ¡Vos valés! ¡Vos sos importante!”
Esa fuerza fue mi salvavidas. Me sostuvo cuando nadie más lo hizo. Y fue ahí cuando decidí volver a elegirme.
A escucharme. A sacarme capa por capa, dolor tras dolor.
No fue fácil. No fue rápido. Pero fue real.
Empecé a morir a todo lo que no era yo: creencias, máscaras, exigencias heredadas. Me enojé, sí. Muchísimo. Pero también empecé a ver con claridad. Y entendí que quienes me hicieron daño, también habían sido dañados. Que ellos también fueron rechazados, y solo repitieron lo que no pudieron sanar.
Ese entendimiento me trajo compasión. Y con ella, el perdón. Me perdoné a mí misma por olvidarme. Y los perdoné a ellos por no haber sabido hacerlo diferente.



Hoy elijo mi luz. Aunque duela. Aunque incomode. Aunque implique dejar atrás a quienes no pueden ni quieren u eligen acompañarla, comprenderla y valorarla.
Y la elijo cada día, como un acto de amor hacia mi niña interior y hacia todos los que, como yo, alguna vez sintieron que no pertenecían a este mundo.
Porque ahora sé que sí pertenezco. Que sí valgo. Que sí importo. Que puedo forjar caminos y que puedo crearlos si no existen.
Y deseo profundamente que vos también lo recuerdes.

Si estás leyendo esto, quizás sea esa pequeña chispa dentro tuyo hablándote.
Escuchala.
Elegite.
Volvé a vos.
Nunca estuviste solo, nunca estuviste sola!
Con amor infinito,
Sha Sha UK
Siguiente episodio...
La historia continúa, si querés saber mas hacé click en el botón de abajo donde te cuento sobre mi historia con el Bullying..


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